martes, 27 de octubre de 2015

Leyenda de la laguna La Cocha - Nariño



El cacique Pucara, cuyo nombre significa Fortaleza, estaba enamorado de la princesa Lluvia de Estrellas, logró conquistarla y formar con ella un hogar donde nacieron tres hijos: Lucero, Estrella y Viento. Los cinco vivían muy felices en ese valle de los Andes que albergaba a siete sobresalientes ciudades, según testimonio tradicional de los viejos pobladores del sector.

Dice la leyenda, que no podía faltar en ninguna armonía social y familiar la presencia de maldad y envidia, y así fue que durante una de las fiestas del Baile del Sol, cuando ya los niños de Lluvia de Estrellas estaban grandecitos, Fortaleza invitó y llevó a su esposa a una de las siete ciudades donde celebraban las mejores fiestas en honor del dios Sol, allí se divirtieron mucho hasta el amanecer.

Narran que Munani (el amante), era el bailarín principal de la comparsa del festejo, impresionó  grandemente al público en general, pero de manera particular dejó caer su gracia y su encanto en la princesa Tamia o Lluvia de Estrellas.
Para la princesa Lluvia de Estrellas, los días a partir de aquella fiesta no fueron los mismos, pensaba en el danzante Munani. Un día, cuando Pucara no se encontraba en casa, llegó Munani a buscar a Tamia, ésta salió y regocijada atendió al danzante, quien definitivamente había impactado en su corazón. Besos y abrazos se dieron los nuevos amantes. Concertando citas a partir del momento, acordaron un día romper con su silencio y decirles a todo el pueblo lo que estaba sucediendo.
Dicen que cuando la gente se dio cuenta de que Tamia y Munani estaban enamorados, Pucara se entristeció, acabó  con su liderazgo y no queriendo estorbar en el camino de los nuevos amantes, se fue a la montaña con sus tres hijos y comenzó a criar y cuidar insectos.

Tamia y Munani comenzaron a andar sin restricción alguna por entre las siete ciudades, se entregaron al amor y la diversión sin ninguna restricción, situación que escandalizó a la comunidad entera, obligando a las personas a no prestar ninguna clase de servicio a los nuevos amantes.

Dicen que un día, golpeando de puerta en puerta, pedían que les regalaran un pilche (totuma o mate) con agua y nadie respondía a su llamado. Hasta cuando se encontraron con un niño, a quien engañaron con la entrega de un pedazo de pan, logrando el pilche con agua.

Los dos enamorados, se acostaron en un potrero cercano y dejaron el pilche con agua a sus pies, y el hombre lo regó. No se dio cuenta que el agua derramada de la totuma comenzaba a crecer hasta que prácticamente los estaba ahogando; en ese momento, llegó un insecto, de los que Pucara criaba y cuidaba con sus tres hijos, lo picó y lo hizo botar abundante agua por la boca y nariz.

Era tan grande su caudal que rápidamente inundó la totalidad del valle, quedando bajo el agua las siete ciudades. Cuentan algunos pobladores, que un sonido de campana fue lo último que se escuchó sobre ese sector que hoy conocemos como el Lago Guamuez o Laguna de La Cocha.

Pucara, que asombrado y entristecido observaba desde la montaña con sus hijos el encantamiento del lugar, lloró tristemente su desgracia, se acogió cariñosamente a sus tres hijos y se quedó petrificado para siempre en la montaña que lleva el nombre del insecto que picó a su rival, !El Tábano!

Cuenta la tradición popular que cuando Pucara recuerda la traición de Tamia con Munami, llora tristemente en medio de rayos y centellas, y sus lágrimas aumentan el caudal de la laguna, causando grandes estragos a los pobladores de las orillas de La Cocha.

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